domingo, agosto 21, 2011

Mayores emprendimientos para un país cambiante

En el año 2004 recuerdo haber pensado que la finca raíz en Bogotá estaba muy cara, que habría que esperar un poco para que bajaran los precios.  Enorme equivocación, los precios sólo siguieron un camino ascendente.

Hoy reflexioné que el origen del error fue no haber entendido en ese momento que el país estaba cambiando.

Creo que la globalización condujo a que masas de nuestros conciudadanos se abrieran al mundo, y que éste a su vez les abriera a ellos la mente.  Y eso nos condujo a nuevos paradigmas, a pensar en grande y a iniciar un fuerte viraje hacia el cambio.

Por eso, vemos cosechar tantos éxitos económicos a quienes tuvieron la habilidad de entender el inicio de esa transformación.

Y curiosamente, como nuestro cambio surgio a partir de la recesión de finales del siglo pasado, creo que en lo económico viene siendo un creciemiento un poco más racional.  Al menos en térmimos relativos a los desmanes de las economías como la de Estados Unidos y gran parte de la Eurozona.

Por lo tanto, creo que para triunfar en la Colombia de hoy la premisa es que se necesita pensar en grande.

Sé que esta reflexión no es un gran descubrimiento, pero sí es la afirmación personal de que hay que tener mayor coraje para ejecutar mayores emprendimientos.

La Bogotá de los próximos 10 años será una ciudad transformada.  Más pronto que tarde terminarán el nuevo aeropuerto y la obras de la 26.  Llegará un sistema integrado de transporte.  Las obras privadas terminarán de transformar la Avenida Eldorado, convirtiéndola en una "milla de oro".  Seguramente tendremos una mejor carrera séptima, verde y pujante.  Corferias habrá terminada el nuevo Centro Interternacional de Negocios.  La inversión extranjera seguirá llegando galopante, tanto así como los turista y los visitantes de negocios extranjeros.

En lo político, volveremos a partidos más consolidados y representativos lo cual devolverá el control de las mafias hacia la ciudadanía.

Y creo firmemente que en esta década llegará una paz negociada y una conciencia menos permisiva frente a la corrupción, permitiéndonos ser así un país menos azaroso.  Y llevando la violencia "a sus justas proporciones".

En una cuña política, creo que un segundo mandato del presidente Santos y una alcaldía de Peñalosa facilitarían o acelerarían esa transformación.

Por lo tanto se equivocan en perjuicio propio quienes miren con desdén e incredulidad a nuestro país y a nuestras inmensas oportunidades.

En el 2020 esté país seguirá teniendo dolores de cabeza, indudablemente, pero a la vez, será un país transformado y mucho más cercano a los modelos de países admirables.

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